La ecijana Virginia Bersabé presenta tras una amplia y reconocido trayectoria, su primer cartel cofrade dedicado a la Santísima Virgen del Valle.
Una obra con gran simbolismo que refleja el profundo vínculo entre Écija y su patrona, transmitido de generación en generación. La imagen muestra a una de las típicas imágenes de plata de la Virgen, presente en la mayoría de hogares ecijanos, rodeada por manos femeninas que forman una “M” de María, como homenaje a las mujeres de su entorno, especialmente a las que llevan en su familia el nombre de la Virgen.Todas las manos desean tocarla, porque saben que Ella es la meta de lo divino. Desde aquellas manos poderosas que velaron por su culto, hasta las manos humildes de mujeres que tejían en silencio para costear misas ante la Santísima Virgen. Las manos anónimas que la cuidaron con mimo, que barrieron su camarín, que colocaron alfileres en su manto, que se alzaron en oración entre lágrimas o que se aferraron a Ella desde una cama de hospital. Manos que, cada 8 de septiembre, se alzan al cielo para gritar un viva o que iluminan su paso en una alfombra de velas blancas, sabiendo que cada llama encendida es una súplica, un gracias o una promesa. Manos vestidas de luto por las que ya partieron entregan, con fe intacta, el testigo a otras manos que visten hoy el hábito de la Virgen, y a las que aún están por llegar. Tantas manos que quieren tocarte, Señora, buscando en el fondo una sola cosa: que seas Tú la que nos toque el alma, como sólo una Madre sabe hacer.
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